June 18, 2025

Oportunidades y movilidad: lo que las familias latinoamericanas nos enseñan sobre la desigualdad

By: Chiara Cazzuffi, Thibaut Plassot, Isidoro Soloaga

Tags: Inequality, Latin America and Caribbean

Por Chiara Cazzuffi, Thibaut Plassot e Isidro Soloaga

En América Latina, la mayoría de madres y padres desea que sus hijos accedan a la educación superior. Sin embargo, muchos no creen que eso realmente ocurra. Esta brecha entre aspiraciones y expectativas, es decir, entre lo que se espera idealmente y lo que se percibe como posible, revela una dimensión profunda de la desigualdad. Esta desigualdad no está determinada únicamente por el origen familiar, sino también por el territorio en el que se vive.

Investigaciones recientes, que comparan datos de Chile, Colombia y México, muestran que esta llamada “brecha de factibilidad” es común en los territorios intermedios. Estos territorios se ubican entre las grandes ciudades y las zonas rurales más aisladas. Allí vive una parte importante de la población en estos tres países. En Colombia, el 60 por ciento de los padres y madres que desean que sus hijos completen la educación superior no cree que lo lograrán. En México, la cifra alcanza un 40 por ciento. En cambio, en Chile, la brecha se reduce al 10 por ciento, lo cual coincide con una mayor participación en educación terciaria en ese país.

Esta diferencia entre deseo y expectativa no es solo un fenómeno psicológico. Refleja una realidad estructural relacionada con la desigualdad territorial.

En nuestro estudio utilizamos datos de la Encuesta de Dinámicas Territoriales y Bienestar. Esta encuesta es representativa de los territorios intermedios en cada país y nos permitió comparar lo que las personas adultas desean para la educación de sus hijos con lo que creen que realmente es posible alcanzar. A partir de esta información, analizamos la magnitud de la brecha entre ambos aspectos.

Los resultados son claros. En los tres países, el nivel socioeconómico, medido a través de la educación del cuidador principal y de un índice de activos del hogar, influye en las aspiraciones y en las expectativas. Sin embargo, el alineamiento entre ambas no depende únicamente de los recursos del hogar. También importa el lugar donde vive la familia.

Residir en el núcleo urbano del territorio intermedio se asocia con expectativas más altas y con una brecha de factibilidad más baja, incluso cuando se controlan otras variables. Además, la calidad educativa local, medida a partir de los resultados de pruebas estandarizadas, también se relaciona con mayores expectativas y con una percepción más optimista sobre el futuro educativo.

Esto indica que la geografía de las oportunidades sí importa. Cuando las oportunidades locales son escasas, incluso quienes tienen aspiraciones elevadas pueden no llegar a creer que estas se harán realidad.

En un segundo estudio abordamos esta temática desde otra perspectiva. Analizamos la movilidad social intergeneracional y la desigualdad de oportunidades mediante un marco analítico conjunto. En esta segunda investigación también comparamos Chile, Colombia y México.

Los resultados muestran que la movilidad relativa es más alta en Chile y más baja en Colombia. A su vez, la desigualdad de oportunidades está fuertemente influida por las características territoriales, especialmente en Chile y Colombia. En estos dos países, el lugar de residencia explica una parte considerable de las diferencias en los resultados económicos de las personas adultas, más aún que en México.

Ambos estudios apuntan a una conclusión común. El territorio no es solamente el escenario donde ocurre la desigualdad. Es un factor que la reproduce o la reduce. Desde las aspiraciones de la infancia hasta los logros en la adultez, el lugar de residencia puede facilitar o limitar los caminos de vida, más allá del esfuerzo o el talento individual.

Los hallazgos entregan argumentos sólidos para repensar las políticas de equidad. Es necesario complementar las estrategias centradas en los hogares, como las transferencias monetarias o los programas de formación, con políticas centradas en los territorios.

Si no se mejora la calidad y la disponibilidad de la educación a nivel local, y si no se enfrentan las desventajas estructurales de los territorios intermedios y periféricos, el riesgo es mantener un patrón en el que la esperanza existe, pero no se acompaña de una creencia real en su cumplimiento. Y cuando no hay una expectativa realista, las aspiraciones no se transforman en logros.

Cuando madres y padres aspiran pero no esperan, no estamos ante una frustración privada, sino frente a una señal colectiva. Esa señal nos habla de cómo se experimenta la desigualdad en los distintos territorios de América Latina.

Cerrar la brecha de factibilidad y ampliar la movilidad social requiere prestar atención a esa señal. Y exige responder con políticas que acompañen a las personas, pero también a los lugares donde construyen sus proyectos de vida.

Referencias:

Plassot, T., Soloaga, I., Cazzuffi, C., & Leyton, C. (2025). Bridging the gap: educational aspirations and expectations in Latin American intermediate territories. Oxford Review of Education, 1-19. https://doi.org/10.1080/03054985.2025.2468207  

Soloaga, I., Plassot, T., & Cazzuffi, C. (2025). A Common Framework to Analyze Social Mobility and Inequality of Opportunity. An Application to the Core and Peripheral Areas of Chile, Colombia, and Mexico. The Journal of Development Studies, 1–16. https://doi.org/10.1080/00220388.2025.2451867

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